lunes, 10 de noviembre de 2008

II constante...


Una caja de cemento; seis paredes, contando un techo y un piso entre ellas. Una habitación completamente a oscuras. Una silla de hierro, negra, por lo menos en su exterior, cuatro patas, ubicada en el centro del recinto.
Único objeto en toda la habitación de enormes dimensiones. Ella se inclina unos 45º grados, quedando apoyada entonces en las dos patas traseras solamente.
Como si estuviera sostenida por una soga, comienza a girar, formando círculos imaginarios; ahora apoyada en una sola pata trasera, la izquierda.
Una caja enorme, una silla bailando. Nunca se cae, nunca deja de girar.
Presa de un juicio pensante, su condena comenzó en el mismísimo instante en que este texto se comenzó a ser leído, y así, girará por siempre, eternamente en las mentes de aquellos que se atrevieron, cumpliendo con los designios misteriosos del supremo.

1 comentario:

Mai ... dijo...

me gusta me gusta...hago la santa bendicion de inagurar tu espacio. Espero que encuentes tu espacio entre esos duendes q demandan exigencia, los cuales viven en tu cabeza.
te quiero amiga....me cree la imagen mental de la silla flotando en ese universo cuadrado...
nos estamos persuadiendo...adios!